El ideario de VOX en España (Manuel Bonmati Portillo, 2019)

Cuando en la transición democrática se presentó a las elecciones Fuerza Nueva, liderada por el falangista y fascista Blas Piñar y se constató su fracaso electoral, el fascismo español, los franquistas y la extrema derecha se refugiaron en la Alianza Popular de Fraga y siguieron cobijada en el Partido Popular cuando la primera se transformó en este último Partido.

Desde entonces actuaron dentro del mayor partido de la derecha española tratando de influir en sus políticas y si bien en ocasiones lo conseguían, en general estaban controlados por otras familias ideológicas que convivían también en el mismo partido, conservadores, liberales y democratacristianos, alejados de la política ultramontana de los primeros grupos y corrientes, pero coincidiendo
casi todos ellos en los mismos valores conservadores.

Los conservadores, liberales y demócrata-cristianos, respondiendo a los intereses, ya en democracia, de la derecha política, económica y social española y para homologarse a sus familias ideológicas europeas y ser aceptadas en su seno, tomaron distancia de los primeros grupos más extremos, aunque esto a algunos de ellos no les fue fácil, sólo hay que recordar la actitud y votaciones de Alianza Popular en los debates sobre la Constitución o los numerosos artículos que escribieron contra ella, entre ellos el entonces joven Aznar.

La extrema derecha del Partido Popular ha decidido emanciparse y constituirse en VOX como Partido, un Partido ultramontano que cultural, política e ideológicamente su sustrato está profundamente enraizado en el franquismo y que aunque aún no nos ha presentado qué propone en política económica, empleo, sanidad, educación o servicios sociales, ya sabemos con que ideología van a afrontar estos temas, que son los temas centrales para la España del siglo XXI. Lo que sí nos van aclarando cada día más son los temas que configuran su ideario.
Un ideario profundamente reaccionario y peligroso para la democracia, como claramente se ve en la recopilación que hago al final de este artículo.

Cuando se leen en su conjunto es para echarse a temblar y llegar a la conclusión que ningún demócrata puede votarlos. Son exigencias y opiniones publicadas o expresadas por el propio Partido, por cualificados dirigentes del mismo o por candidatos que encabezan sus listas electorales, es volver a las penumbras del franquismo.

Cualquier persona que se sienta demócrata debe huir de ellos como de la peste, no son una opción democrática sino una opción ideológica y reaccionaria que nos devuelve a un periodo de nuestra historia al que nunca debemos volver.

Recientemente un articulista decía que:
“el votante de VOX es una mezcla de ultraconservadores y ultracatólicos con gente que quieren ejercer un voto de castigo. Quieren darle a la democracia donde más le duele a la democracia. Es una opción con un fuerte componente antidemocrático que puede acabar tiñendo a toda la derecha española. Por todas estas razones y por su ideario son tan peligrosos.”

Un partido que destila el pensamiento que a continuación se detalla no merece ningún respeto democratico.

Así y entre otras cosas incorporan como candidatos a Generales del ejército que justifican la dictadura; quieren legalizar el uso de armas personales como en los Estados Unidos; mantienen que el bombardeo de Guernika por la aviacion nazi fue una invencion; que el franquismo no fue un régimen totalitario; y que los que quieren recuperar a sus familiares asesinados por la dictadura y enterrados en cunetas son buscadores de huesos; que Billy el Niño, torturador de la policía política franquista no fue un torturador; que el juicio de Nuremberg es impugnable porque los líderes nazis eran inocentes ya que sólo cumplían las leyes y que los judíos exterminados por Hitler murieron por armas de fuego, por actos de guerra y no gaseados en las cámaras de gas de los campos de concentracion; que la ley de violencia de género debe derogarse para que los hombres no estén discriminados respectos a las mujeres; son homófobos sobre el colectivo homosexual y algunos piensan que éstos se pueden curar con terapias que reconduzca la psicología de los homosexuales; acusan al movimiento feminista de ser “nazifeminismo” y piden acabar con las asociaciones de apoyo a la mujer y al feminismo y han demandado en el Parlamento de Andalucía que el Gobierno facilite a la policía y a la guardia civil los datos personales de los inmigrantes irregulares para ser expulsados del país, también piden lo mismo de los hospitales públicos en relación con los inmigrantes que son atendidos en los mismos; algo terminantemente prohibido por la Ley.

Con este ideario, que es sólo una pequeña parte del que tienen, todo queda dicho de un partido (VOX) que muchos de sus militantes y candidatos están vinculados o relacionados con grupo neofacistas o directamente fascistas como Falange Española, Alianza Nacional o Fuerza Nueva.
Un partido que presume de haber entrado en la política contra la “vieja política”, pero cuyo Presidente y durante toda su vida, siempre ha vivido económicamente de esa “vieja política”, primero en el Partido Popular de Euskadi y después en el Partido Popular de Madrid amparado por Esperanza Aguirre, una de las líderes más conservadoras del Partido Popular.

VOX es algo más que un partido de extrema derecha con un perfil homologable a otros grupos de ultra derecha europea, en el concurre también la defensa de los principios que sustentaron la dictadura de Franco, quien impuso en España una larga y opresiva dictadura, que devolvió a nuestro país a lo peor de su historia y cortó en seco el progreso y la democracia.

Los demócratas no podemos permitirlo, sería como si los alemanes permitieran que en su país se volviera a divulgar la ideología nazi en un proceso electoral.

En este sentido, las derechas españolas deben aclarar con precisión y públicamente su rechazo a esta opción política, si no lo hacen son cómplices de VOX y los sectores progresistas y de izquierda de nuestro país tenemos que enfrentar esta situación con más democracia, con una participación masiva en las elecciones generales, votando opciones de izquierda que pongan freno a esta deriva autoritaria y antidemocrática.